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Encontraréis varias entradas comunes, pero en versiones revisadas, ampliadas y corregidas.
Una vez más, gracias a todos por vuestros comentarios.
Nos veremos en La Cara Oculta del Rock...
Con esta pregunta no me estoy refiriendo a por qué los Rolling Stones son considerados como la banda de rock más grande del mundo. Ni tampoco por qué se les conoce como Sus Satánicas Majestades. La pregunta es mucho más sencilla: ¿de dónde surge su nombre?, o simplemente, ¿por qué los Rolling Stones se llaman los Rolling Stones?
Cuando Brian Jones creo su banda, buscaba garitos donde actuar para darse a conocer, así que publicó un anuncio en la revista de jazz, Jazz News. ¿Por qué en una revista de jazz? Por dos razones: la primera porque los locales de jazz eran los únicos sitios donde se podía escuchar música alternativa, como el rhythm and blues que ofrecía el grupo de Jones, y la segunda porque la tarifa era más barata que la de la revista Melody Maker. Así que Brian Jones cogió el teléfono y llamó para ofrecer su banda. Lo primero que preguntó la persona que estaba al otro lado de la línea fue: «¿Cómo os llamáis?». Esa pregunta desató el pánico entre los miembros del grupo, eran un grupo, claro, ¡pero no tenían un nombre! La respuesta a esta pregunta estaba en el suelo, donde reposaba un disco recopilatorio de uno de los pilares de la banda de Londres, Muddy Waters, y la primera canción de The Best of Muddy Waters era «Rollin’ Stone».
¡Ya tenían nombre! Desde esa llamada telefónica ya no eran una banda más de Inglaterra, eran The Rollin’ Stones. No obstante, todavía no eran The Rolling Stones, con el nombre tal y como lo conocemos. El grupo lo cambió después de firmar su primer contrato con la compañía discográfica Decca en 1963, discográfica que no quiso tropezar con la misma piedra y rechazar a los Stones como ya lo hizo en su momento con los Beatles.
Sin embargo, el nombre no entusiasmó de la misma manera a todos los miembros del grupo. El pianista y sexto Rolling Stone, Ian Stewart, no parecía muy satisfecho: «The Rolling Stones me parecía un nombre horroroso, el típico nombre de una banda folk de irlandeses borrachos que toca en las fiestas del Día de San Patricio. A pesar de que a todos los demás les pareció una buena idea, porque venía de la famosa canción de Muddy Waters, yo tardé mucho en acostumbrarme a ese nombrecito».
Como curiosidad, esta canción de Muddy Waters no era del todo original, ya que se trataba de una versión de otro tema de blues al que Waters añadió la guitarra eléctrica. Este tema era «Catfish Blues», de Robert Petway.
Que los Rolling Stones son los Rolling Stones gracias a Muddy Waters, de eso no hay ninguna duda. Pero sin la canción de Petway, tal vez no hubiéramos tenido la de Waters, y sin la de Waters, tal vez los Rolling Stones no serían los Rolling Stones.
Pero la paloma no fue el único animal que perdió la cabeza por el loco de Osbourne. Durante la gira de su segundo disco en solitario, Diary of a Madman (1981), conocida como Night of the Living Dead Tour, Ozzy tuvo otra de sus grandes ideas. El vocalista lanzaba a su público varios kilos de intestinos de cerdo y su público después le devolvía esta carne cruda. Cuando se corrió la voz de esta “genialidad”, el público comenzó a llevar su propias vísceras y demás casquería para lanzar a escenario. El siguiente paso que dieron los fans fue lanzar a Ozzy varios animales muertos como ranas, serpientes y gatos. Hasta aquí, salvando las distancias, todo era muy normal.
Sin embargo, el 20 de enero de 1982 se produjo un curioso incidente por el que Ozzy Osbourne será recordado. En el concierto de Des Moines (Iowa) una persona del público arrojó un murciélago vivo al escenario. El pobre animal se quedó inmóvil, quizá estaba desconcertado por la luz de los focos o quizá sintió miedo del lunático cantante que tenía delante. Así que al loco de Ozzy, en un momento de lucidez, no se le ocurrió otra cosa que llevárselo a la boca y arrancarle la cabeza de un mordisco como si de una bella paloma blanca se tratara. Esta anécdota hizo que el cantante fuera trasladado al hospital (donde sufrió la tortuosa experiencia de pasar una semana recibiendo inyecciones contra la rabia) y que las sociedades protectoras de animales no le quitaran ojo. El devorador Ozzy Osbourne se justificó y declaró que pensaba que aquel murciélago era de plástico.
A partir de aquí las parodias sobre la decapitación del murciélago han sido numerosas. El grupo Iron Maiden publicó una imagen en la que su mascota, Eddie, arrancaba la cabeza a Ozzy, una caricatura que el Príncipe de la Oscuridad no encontró nada graciosa y por la que demandó a la banda. Otras parodias las podemos encontrar en series como South Park, donde Ozzy arranca la cabeza al indefenso Kenny.
La irreverente serie Padre de familia también tiene su propio chiste sobre las meriendas de Osbourne en sus conciertos.
Y el propio Ozzy Osbourne no pudo evitar caer en la autoparodia en la película Little Nicky (Steven Brill, 2000).
El capítulo del murciélago suscitó una curiosa leyenda urbana también relacionada con Ozzy y los animales. Los rumores decían que, en un concierto, el cantante arrojó varios cachorros de perro hacia sus espectadores y se negó a actuar hasta que no le devolvieran los animales muertos. El incidente de la paloma fue cierto. El incidente del murciélago también lo fue. Sin embargo, el incidente de los perros no sucedió. El origen de esta leyenda se encuentra en los conciertos de Alice Cooper ya que en uno de ellos, éste lanzó una gallina viva a su público y el ave apenas pudo llegar viva al suelo. La rumorología acabó convirtiendo esta historia en otra mucho más macabra: Alice Cooper desnucó a una gallina y después se bebió su sangre.
Pero como Alice Cooper no es nuestro protagonista, volvamos al tema de Ozzy Osbourne. Los perros no son los últimos animales en tener una historia truculenta con el Príncipe de la Oscuridad. Otra leyenda urbana dice que Ozzy esnifó, nada más y nada menos que... ¡una hilera de hormigas!
Gallinas, palomas, murciélagos, perros y hormigas... La historia y la leyenda de Ozzy Osbourne parecen un zoológico. ¿De dónde sale esta fijación por los animales? Puede que no guarde ninguna relación, pero antes de convertirse en una estrella del rock, Osbourne trabajó en un matadero: «Yo era el encargado de rajar el estómago a los corderos y sacar toda la porquería y las vísceras del animal. El primer día no podía dejar de vomitar, pero más tarde me di cuenta de que me gustaba matar a esos animales. En poco tiempo era el que mataba, troceaba y empaquetaba más rápido de todo el matadero. Llegaba a matar 250 animales al día. Eso me producía un placer difícil de explicar».
Aunque lo más gracioso es que sus decapitaciones de bichos voladores no solo consiguieron que Ozzy Osbourne se ganara el calificativo de demente, loco, lunático o como quieras llamarlo; también le han creado una fobia sobre la muerte, bastante divertida a la par que escatolológica: «¿Sabes cómo me marcharé de este mundo? Un pájaro con un virus raro volará sobre mi cabeza. Me echará una cagada y entonces me desplomaré sobre el suelo».
Pobre Ozzy. En el fondo de su corazón teme que un día tenga que pagar por el daño que hizo a dos indefensas criaturas. No obstante, no todos los animales le tienen miedo. La mismisima cerdita Peggy grabó un dueto con el Príncipe de la Oscuridad. Una versión del clásico himno motero de Steppenwolf «Born to Be Wild», incluído en el álbum de los Teleñecos titulado Kermit Unpigged (1994).
No es raro que Ozzy Osbourne comparta micro con un animal. Lo que es extraño es que Peggy se atreva a hacerlo. Y más sabiendo que del cerdo se aprovecha todo.
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Sin embargo, Bruce Springsteen comprobó que no todo era tan inocente como él planteaba en sus canciones, descubrió el lado amargo de la vida y lo reflejó en una segunda parte. Y es que «Thunder Road», como canción cinematográfica tiene una secuela. Ésta es «The Promise», un tema en el que Bruce se vuelve a encontrar con la Carretera del Trueno.
Toda mi vida he luchado en esta pelea
Que ningún hombre nunca podrá ganar
Cada día se hace más duro vivir
Este sueño en el que creo
Carretera del Tueno, oh nena, tenías tanta razón
Carretera del Trueno, algo está muriendo
En la autopista esta noche
Una segunda parte muy pesimista si la comparamos con «Thunder Road». Pero después de la grabación del disco Born To Run comprobó que la vida real era más dura que los ideales y las aspiraciones de sus canciones. Springsteen descubre que su manager Mike Appel había registrado todas las canciones a nombre de su propia empresa y se vio enfrentado judicialmente contra él para poder recuperar su libertad como artista. En «The Promise», el Boss se muestra desengañado y se lamenta ante su Carretera del Trueno, ésa que tantas posibilidades le ofrecía.
Y es que no hay que olvidar que la Carretera del Trueno tiene dos direcciones, que no son más que las dos caras de la misma moneda.
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De esta manera se formó una fantástica combinación de ritmos de Memphis, trompetas de Nueva York, la armónica de Dan Aykroyd y el desparpajo de John Belushi. Aunque esto sólo sería la punta del iceberg; el éxito de los Blues Brothers comenzó a ascender después de actuar como teloneros de Steve Martin en el Universal Amphitheatre y del lanzamiento de su primer álbum que recogía la grabación del concierto. Briefcase Full of Blues fue un disco de soul, blues y rhythm and blues extraño para el año 1978 dominado por la música disco, el punk y la nueva ola.
Después de conquistar la pequeña pantalla y las listas de discos, los hermanos Jake y Elwood dieron su salto a la gran pantalla con la película The Blues Brothers (Granujas a todo ritmo), una divertida comedia musical dirigida por John Landis en 1980, que mezclaba épicas persecuciones y choques de coches en la ciudad de Chicago con actuaciones de estrellas de la música negra como James Brown, Cab Calloway, Ray Charles, Aretha Franklin y John Lee Hooker, lo que supuso la recuperación de las carreras de estos artistas y que la música blues resurgiera. La propia Aretha Franklin agradeció su participación en el largometraje: «Amplió mi público y desde luego me dio a conocer ante personas que no sabían quién era.» En ese mismo año publican, junto a la banda sonora de la película, el álbum Made in America. Que sigue con la misma idea de siempre, hacer versiones de grandes temas clásicos.
La parte oscura de los Blues Brothers se encuentra en 1982, con la prematura muerte de John Belushi a los 33 años como consecuencia de una sobredosis de speedball (que consiste en una inyección de heroína y cocaína) cuando se encontraba en la cúspide de su carrera. Esta muerte pudo ensuciar los nombres de los actores Robin Williams y Robert De Niro, quienes habían estado con Belushi esa misma noche; pero fue la groupie Cathy Smith quien reconoció administrarle la dosis y fue arrestada por asesinato en primer grado. Existen dos biografías sobre John Belushi: The Short Life and Fast Times of John Belushi (Como una moto: La vida galopante de John Belushi) publicado en 1984 por Bob Woodward (uno de los periodistas que destaparon el escándalo del Watergate) y Belushi: A biography, publicada en 1990 por la mujer, Judy Belushi-Pisano.
Dan Aykroyd contó con Jim Belushi para sustituir a su hermano en sus actuaciones en directo y con John Goodman en la fallida Blues Brothers 2000 (El ritmo continúa), también dirigida por John Landis en 1998, donde participaron músicos de la talla de Eric Clapton, Eddie Floyd, Isaac Hayes, B.B. King, Wilson Picket Taj Mahal o Steve Winwood, y que pretendía ser un homenaje para el insustituible John Belushi.
A pesar de que la vida de los Blues Brothers originales fue corta, se puede considera intensa. Y consiguieron una misión que, sin ser divina, debemos de agradecerles: revitalizar grandes clásicos que permanecían olvidados. Como botón de muestra, aquí os dejo una pequeña selección de clásicos con sus respectivas versiones:
¿Qué golosina escondía Marianne Faithfull entre las piernas?
Quizá la pregunta adecuada sea “¿Escondía Marianne Faithfull una golosina entre las piernas?”. Golosina en el sentido más literal de la palabra; ahorraos el chiste fácil.
Durante la noche del 12 de febrero de 1967, ha llovido desde entonces, Keith Richards celebraba una fiesta en su casa de campo en Redlands junto a Mick Jagger, Marianne Faithfull, George Harrison, Pattie Boyd y otras seis personas más. Harrison y Boyd abandonaron la fiesta y por los pelos no se vieron relacionados con la redada que la policía realizó unos minutos después. El inspector jefe Gordon Dinley era la persona que menos esperaba recibir Richards en su casa, pero el inspector no vino solo y llevo consigo a sus agentes para realizar un registro en busca de drogas.
El topo que dio el chivatazo fue uno de los invitados a la fiesta, ya que desapareció del país y no se supo más de él. Este chivato fue introducido por el tabloide News Of The World. No era la primera vez que los Rolling Stones habían tenido problemas con esta publicación; Mick Jagger ya había acusado al tabloide por difamación; así que esta redada era una pequeña venganza contra Sus Satánicas Majestades.
Pero si el registro no fue suficiente, surgió un rumor paralelo. Cuando la policía entró en la casa del guitarrista se encontraron a Mick Jagger con la cabeza entre las piernas de Marianne Faihfull comiendo una chocolatina Mars (y no de otra marca) que le había introducido en la vagina. La cantante recuerda este hecho en su autobiografía: «Lo de la chocolatina fue una buena historia para demonizarnos. Perfecta. Era tan exagerado, con un retorcimiento tan malicioso de los hechos… ¡Mick Jagger comiendo una chocolatina de mi vagina! Era demasiado barato como para que a cualquiera de nosotros se le hubiera pasado por la cabeza. Es la fantasía de un viejo verde, la idea de un policía sobre lo que hace la gente drogada».
La idea de la orgía repleta de drogas donde un grupo de hombres se lo montan con una chica y la historia acaba con un cunnilungus, con barrita de chocolate incluida, está lejos de lo que en realidad sucedió en la casa de Keith. Richards, Jagger y los invitados estaban sentados en el suelo, unos escuchaban a los Who y a Bob Dylan; otros veían la televisión. En ese momento, Marianne Faithfull salía de la ducha; sólo estaba cubierta por cubierta por una alfombra persa y por lo que se intuía su desnudez. Pero de eso a la historia de la barrita de chocolate hay un trecho.
¿Dónde encaja el dulce en toda esta historia? La policía encontró en la casa una gran cantidad de chocolatinas y golosinas, de ahí que se siguiera una relación tan ilógica. Una cosa es salir desnuda de la ducha en una casa que tiene chucherías; y otra bien distinta es que esas chucherías se conviertan en un juguete sexual por estar desnuda.
Pero las chocolatinas no fueron lo único que los agentes encontraron en el registro. La policía también halló cuatro cápsulas de anfetaminas, una papelina de heroína y restos de hachís en una pipa y los dos Stones fueron condenados por posesión y consumo de drogas. Mick Jagger fue condenado a tres meses de cárcel y Keith Richards, a un año de prisión. Sin embargo, a los pocos días fueron puestos en libertad con una fianza de 5.000 libras ya que las cantidades de droga eran insignificantes y además no tenía antecedentes penales. No sería su primer contacto con los barrotes.
Como muestra de agradecimiento por el apoyo de sus fans durante la estancia en prisión, los Rolling Stones editaron un single con «We Love You» y «Dandelion» donde contaron con la participación de los Beatles.
Dos Stones acabaron con sus huesos en la cárcel. Aunque la palma se la llevó Marianne Faithfull, la angelical chiquilla que abandonó sus estudios en un convento, que conoció al manager de los Rolling, Andrew Oldham, que debutó en el mundo de la música en 1964 con una de las primeras letras firmadas por Jagger y Richards, «As Tears Go By». La cantante escuchó el rumor de la barrita de chocolate por primera vez en una visita que realizó a Mick a la cárcel. Nunca ha dado crédito a esta leyenda urbana: «Lo de la chocolatina era un detalle que, de tan puro disparate, he hecho que la historia se creyera siempre». Cualquier rumor es bueno para poner a la gente en un apuro.
¿Habrá comido Marianne Faithfull alguna chocolatina de esa marca desde entonces?
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¿Dónde descansan las cenizas de Sid Vicious?
Primero, una bonita historia de amor. La historia de amor entre Sid Vicious y Nancy Spungen merece un capítulo aparte en la historia del rock en general y del punk en particular. Y eso que ni siquiera duró un año; la relación sólo fueron once meses, ¡pero qué once meses!
Se conocieron en noviembre de 1977. Por entonces, Sid era ya era el polémico bajista de los no menos polémicos Sex Pistols (había sustituido en la banda a Glen Matlock, que echaron del grupo porque le gustaban demasiado los Beatles). En su historial se recuerdan “divertidas” anécdotas; como el día en que Vicious golpeó en la cabeza con el bajo a un espectador de la primera fila que había sacado una navaja. Eso entre otras más desagradables lindezas.
Ella provenía de una buena familia de Estados Unidos. Nancy era una groupie (persona que dedica su vida a perseguir a estrellas del rock para formar parte de su círculo, la mayoría de las veces con intereses sexuales), también ejerció la prostitución y entre sus aficiones estaba la droga (aunque Sid ya estaba familiarizado con los estupefacientes, ella pudo inducirle al consumo de heroína). Sid y Nancy estaban hechos el uno para el otro. El bajista se enganchó tanto de su compañera como de la heroína.
Si los Beatles tuvieron a Yoko Ono como una de las posibles razones de su disolución, Nancy Spungen fue la Yoko Ono particular de los Sex Pistols. Pero la banda no fue lo único que perdió Sid Vicious, la propia Nancy también desapareció rápidamente de la vida del bajista.
El 12 de octubre de 1978, el cadáver de Nancy amaneció en el baño de la habitación número 100 del hotel neoyorkino Chelsea. Spungen apareció apuñalada es está habitación, habitación que con el tiempo tuvo que ser demolida ya que se convirtió en un santuario de mitómanos. ¿Quién fue el principal sospechoso del crimen? Por supuesto, Sid Vicious, que se encontraba en el baño aturdido y semiinconsciente. El bajista alegó que ya estaba muerta cuando volvió al hotel para buscar un frasco de metadona para desengancharse de su adicción. Pero ese argumento no sirvió y Vicious fue encarcelado hasta que la compañía Virgin pagó la fianza. El misterio sobre la muerte de Nancy no quedó del todo resuelto.
El músico volvió a la calle, pero quería reencontrarse con su amor y diez días después de su puesta en libertad trató de suicidarse cortándose las venas; inmediatamente fue internado en un hospital psiquiátrico. El 2 de febrero, finalmente se salió con la suya; el incombustible Sid falleció a los 21 años como consecuencia de una sobredosis de heroína que su madre, Beverley, una hippie cuarentona, le había comprado. Junto al cadáver de Sid, se encontraba un poema dedicado a su querida Nancy. ¿Fue un suicidio? ¿Fue un accidente? El lema del punk, “No future”, se había cumplido. Vicious siguió la norma para convertirse en un mito como otros lo hicieron antes que él: “Vive rápido y muere joven”. De esta manera, Sid dejó otro bonito cadáver en el cementerio del rock.
La historia podría acabar aquí; pero no es así. El cadáver del controvertido Vicious no descansa exactamente en un cementerio. Su madre llamó por teléfono a la madre de Nancy para enterrar al bajista junto a su eterna compañera; sin embargo, ésta se negó. Entonces Beverley tomó su propia decisión, se dirigió hacia el cementerio de Philadelphia donde estaba enterrada Spungen, saltó la verja y dejó caer las cenizas sobre la tumba de Nancy para que así la pareja permaneciera junta durante toda la eternidad. Un acto muy romántico, ¿eh?
Una historia tan trágica como ésta no podría terminar con un final tan apasionado. Para el manager de los Sex Pistols, Malcom McLaren, el desenlace resulta completamente diferente: la madre (esta mujer era para darle de comer aparte) estaba tan borracha que dejó caer la urna donde estaban depositadas las cenizas de su hijo nada más y nada menos que en el aeropuerto; concretamente en la Terminal 1 del aeropuerto de Heathrow de Londres. De aquí surge la leyenda de que el fantasma de Sid Vicious se encuentra vagando por los conductos del aire acondicionado de este aeropuerto.
Así que si alguna vez tenéis que coger un avión en la Terminal 1 de Heathrow, guardad el polvo en un frasco y después viajad hasta la tumba de Spungen para que por fin los amantes se puedan reencontrar a su manera.
Hay amores que matan y hay amores que se los lleva el viento. Éste es de los dos.
Nos veremos en el Lado Oscuro del Rock…
Y con esta portada sin título comienza otro misterio oculto del rock. En el adverso se observa una pared agrietada donde cuelga el retrato de un anciano. Este personaje está apoyado en un bastón y sostiene en su espalda un haz de leña. ¿Quién es este tipo? Para el guitarrista está claro: «El anciano llevando la madera está en armonía con la naturaleza. Toma de la naturaleza y devuelve a la tierra, es un círculo natural. Está bien. Su vieja casa es demolida y le llevan a vivir a un suburbio, un sitio horrible.» Esto se puede comprobar al desplegar la carpeta del disco, donde se ve que al fondo de la casa derruida se encuentra la ciudad. Un contraste entre lo viejo y lo nuevo.
Pero esto sigue sin responder quién es el anciano. Según la versión oficial del grupo, Robert Plant había comprado ese retrato en un mercadillo de Londres. Varios aficionados piensan que es Aleister Crowley (quien, por cierto, sale en el Sgt. Pepper's de los Beatles), filósofo, poeta y satanista, padre del ocultismo moderno y uno de los autores de cabecera de Page. En su casa maldita, cerca del lago Ness, los Led Zeppelin se corrieron alguna que otra juerga. Aunque la leyenda dice el viejo se parece a George Pickingill, un brujo oscuro del S. XIX y la Inglaterra victoriana y del que Aleister Crowley era seguidor. Además, en el fondo de la fotografía se puede ver un halo azulado que proviene del bosque; en el folclore celta, este halo azul está relacionado con las actividades druídicas.
A este curioso personaje de la leña también se le conoce como una elaboración del Ermitaño de la baraja del Tarot. De hecho, en el interior de la cubierta hay una ilustración basada en esta carta. Si todavía no ha quedado clara la posible relación entre Led Zeppelin y el diablo basta colocar la ilustración del Ermitaño junto a un espejo y observar como entre las rocas parecen estar dibujados dos seres: uno sería el Diablo, el que tiene dientes (¿o es una serpiente?), y otro sería un animal cornudo, posiblemente un carnero, una de las imágenes del Demonio. ¿Están ahí por casualidad? ¿O el ilustrador, Barrington Colby, dejó estas imágenes ocultas a propósito?
Si queréis interpretaciones, basta con que miréis los símbolos con los que firmaron los miembros del grupo. La idea de asignar un signo a cada uno sólo pudo ser idea de Page. Los fans desconcertados no sabían cuál correspondía a cada músico hasta que aparecieron de gira con sus correspondientes símbolos en las camisetas.
Los signos de John Bonham y de John Paul Jones están extraídos del libro de runas de Page, The Book of the Signs de Rudoph Koch. El del batería, Bonham, (los tres círculos unidos entre sí) es la trilogía fundamental: hombre-mujer-niño; es decir, padre-madre-hijo, la Trinidad Precristiana, y la cristiana, padre-hijo-espíritu santo. Aunque el símbolo le gustó a Bonzo por parecer el logo de la cerveza Ballantine del revés (el batería murió ahogado en su propio vómito tras un día de borrachera, aunque la bebida era un destornillador, vodka con naranja).
Por otra parte, el símbolo del bajista, John Paul Jones, (tres elipses unidas por un círculo) representa a una persona diestra, competente y segura de sí misma, ya que es un signo difícil de dibujar. Son características que que se pueden apreciar en el músico. Este símbolo también sirve para exorcizar los espíritus malignos. La leyenda dice que Page, Plant y Bonham firmaron un pacto con el Diablo y que al bajista le salvó este símbolo.
El de Robert Plant (una pluma encerrada en un círculo) es un diseño basado en un signo de la civilización Mu, algo así como la Atlántida, una legendaria civilización que se supone que existió hace 15.000 años en un continente perdido en el océano Pacífico. También se supone que es un símbolo de valentía. Una última suposición dice que la pluma es de la diosa egipcia Maat, protectora de la verdad, la justicia y la armonía.
Como no podía ser de otra manera, el símbolo de Jimmy Page (Zoso) es el diseño más enigmático. Plant asegura que Page le contó su significado una vez, pero que desde entonces se le ha olvidado. Diversas teorías apuntan a que partes de este signo están relacionadas con Zeus, Júpiter, Thor, Saturno, Escorpio, Cáncer y Capricornio. Aquí también Aleister Crowley tiene su protagonismo, el dibujo podría ser el “dragón rojo” un diseño de este hombre misterioso con función de ser un catalizador de energía sexual. Este Crowley y su satanismo está en todas partes.
Y para rematar las relaciones entre Led Zeppelin y el diablo basta con escuchar la más conocida canción del cuarto álbum, «Stairway to Heaven». Si ya de por sí la letra es extraña, basta con escucharla al revés para entender su auténtico significado. ¡Es un himno satánico! Esta es la conclusión a la que llegó un predicador baptista en 1982 cuando encontró estos mensajes subliminales. Ya lo dice la propia letra de la canción al derechas, “porque a veces las palabras tienen doble significado”; así que al escucharla al revés comienza la canción diciendo: “Pla-a-a-a-a-ay backward” (Escúchala hacia atrás). Y a partir de ahí comienza una recopilación de alabanzas a Satán. ¿Qué no os lo creéis? Aquí tenéis la prueba:
¿La canción dice eso en realidad? ¿O es lo que queremos oír? La explicación de esta letra y de las imágenes del diablo en las rocas del dibujo se debe a la “Pareidolia”, un fenómeno psicológico en el que percibimos erróneamente un estímulo aleatorio de forma reconocible. Lo mismo que sucede al ver animales en las formas de las nubes, la cara de Cristo en un jamón o la de Mickey Mouse en una mortadela.
Siempre quedará la duda, ¿la escalera hacia el cielo sube o baja?
Nos veremos en el Lado Oscuro del Rock...